MONASTERIO NUESTRA SEÑORA de VERUELA Vera de Moncayo
El Monasterio se encuentra en las estribaciones del Moncayo, en Aragón, cerca de las fronteras de Navarra y de Castilla, en un pequeño valle formado por el río Hueca que nace muy próximo. El documento mas antiguo sobre su fundación es la confirmación por el rey navarro García V Ramírez “el Restaurador” de la donación en 1145 de los lugares de Veruela y Oliva al monasterio cisterciense de Santa María de Niencebas (Fitero) para la erección de sendos cenobios de la Orden. Se inició su construcción en 1160 terminando las primeras obras en el 1248, año en que se consagra el edificio en tiempos de Jaime I el Conquistador (en Aragón) y Teobaldo I de Champagne (en Navarra). El edificio es sobrio sin apenas adornos escultóricos de acuerdo con el espíritu bernardo de los cistercienses, pero de proporciones y calidad catedralicias. Se llamaba a los monjes blancos los “monjes roturadores” por la intensa actividad agrícola que desplegaban y que convertía a sus monasterios en verdaderos núcleos de activación económica de la zona en donde se localizaban. Toda la abadía se encuentra amurallada mediante un trazado con forma de hexágono irregular. El muro tiene casi un kilómetro de perímetro y fue construído entre 1541 y 1544 en tiempos del abad Lope Marco de Bello - de la rama aragonesa-turolense de los Marco del Roncal - que regentó Veruela durante el período 1539-1560 y emprendió numerosos trabajos de renovación, ampliación y decoración del viejo monasterio medieval.
Un descendiente en línea directa de su hermano Antonio fue el cardenal Marco de Bello quien fue nombrado en el testamento de 1833 de Fernando VII presidente del Consejo de Gobierno, cargo que no quiso asumir permaneciendo en Roma durante las guerras carlistas.
A partir de 1472 y hasta 1617, los abades verolenses ya no son regulares sino nombrados por el rey o comanditarios, ajenos incluso a la Orden Cisterciense. Abrió esta serie el arzobispo de Zaragoza Juan de Aragón (1472-1475), hijo bastardo del rey Juan II de Aragón. Más tarde, en el período 1617-1664, se construye el monasterio nuevo con celdas individuales para unos 65 monjes. En esa época Felipe IV visitó Veruela, en el año 1643. Con los decretos napoleónicos de José Bonaparte, se cierra el monasterio y desde su reapertura al terminar la guerra con los franceses, fue decayendo y por la desamortización de Mendizábal (1835) los monjes blancos hubieron de abandonarlo. La Compañía de Jesús tomó el monasterio desde 1877 hasta 1973, con la interrupción de 1932-1939 por su expulsión de España. Desde 1998 es propiedad de la Diputación Provincial de Zaragoza que lo tuvo antes en usufructo llevando a cabo una meritoria obra de restauración. Tras la desamortización de Mendizábal, en 1835, Veruela se convierte en un lugar romántico en el que los hermanos Bécquer disfrutaron largas temporadas. Gustavo Adolfo y su hermano pintor, Valeriano, permanecen en Veruela entre diciembre de 1863 y julio de 1864. En este tiempo el poeta escribió allí la serie de nueve cartas titulada “desde mi celda”. El paisaje del Moncayo sugirió además a Gustavo Adolfo Bécquer alguna de sus leyendas más famosas: “el monte de las ánimas” (1861), “el gnomo” y “la corzablanca” (1863).
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